Por Florencia Yanniello (Tinta Verde)

La Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) albergó durante tres días a investigadores e investigadoras, asambleístas, militantes ambientales, docentes y medios alternativos de todo el país, en un congreso que tuvo la particularidad de abrir el espacio académico a los movimientos sociales.

Las discusiones en torno a "lo ambiental" reunieron a gente de recorridos y experiencias diversas y tuvo un fuerte anclaje territorial y regional, con una amplia participación de asambleas de San Juan, Mendoza, La Rioja y Tucumán, integrantes de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC).

Las conferencias centrales abordaron la debate en torno al extractivismo, los agronegocios, la problemática minera, la comunicación ambiental, el acceso a la tierra, las normativas sobre los bienes comunes y el ecofeminismo.

Los paneles tuvieron una composición mixta entre investigadores e investigadoras e integrantes de movimientos sociales y, en ese sentido, muchos ironizaron acerca de la experiencia de exponer "junto a sus objetos de estudio". Ese fenómeno no suele darse dentro del ámbito académico y mucho menos en la Universidad de San Juan, autodeclarada pro minera y en donde estos debates se suelen dar sólo desde una mirada tecnicista entre quienes detentan el derecho a opinar con autoridad disciplinar.

Se presentaron, además, trabajos interdisciplinarios de análisis de casos y discusiones sobre los conflictos socioambientales en el marco de la ecología política. La participación fue una constante en todas las disertaciones y se generaron fructíferos espacios de intercambio.

Además, el día viernes hubo un espacio para la presentación de libros y una feria de productores de la región que tiñó de colores los jardines de la UNSJ, a pesar del viento zonda que levantó varias polvaredas.

Las I y II Jornadas Nacionales de Ecología Política fueron impulsadas por el Movimiento Ecos Río Cuarto y fueron realizadas en la Universidad Nacional de Río Cuarto (octubre de 2014) y en la Universidad Nacional de Villa María (noviembre de 2015).

Jachal: por acá no pasarán

En el marco del congreso, representó un triunfo que la Asamblea "Jáchal no se toca" haya tenido un espacio privilegiado para exponer, en el seno de una universidad que le da la espalda a la problemática minera y desconoce su impacto. La situación de Jachal, uno de los pueblos cordilleranos más cercanos a la mina Veladero, propiedad de la compañía trasnacional canadiense Barrick Gold Corporation, atravesó las jornadas en su totalidad. En distintos momentos se le dio la palabra a los asambleístas para que pudieran actualizar la situación tras el nuevo derrame ocurrido el pasado 28 de marzo.

"En realidad van 10 derrames, aunque ellos reconocen sólo 4. Lo único que nos llegó fue un informe de la Policía Minera, donde dice que no ha pasado nada, que el derrame fue dentro del valle de lixiviación, aunque las cámaras no muestran eso. Siempre dicen lo mismo y luego vemos mercurio, aluminio, cadmio, zinc y litio en las muestras de agua, entonces peleamos para no tener que llegar a un éxodo", explica Marcela Alonso, integrante de la asamblea jachallera.

El apoyo a la comunidad de Jachal se manifestó en reiteradas oportunidades. Los vecinos y vecinas que se acercaron al congreso, expusieron informes y trabajos que vienen realizado desde hace años en donde demuestran la contaminación que genera Veladero y la incidencia directa de los pueblos que se encuentran aguas abajo de la mina.